El primer hotel de ultra lujo de Cuba abrió sus puertas el lunes en La Habana, y los huéspedes pagan hasta 2.500 dólares por noche para alojarse en un confort de cinco estrellas en la isla comunista.
El “Gran Hotel Manzana”, parte del grupo suizo Kempinski Hotels, está situado en el corazón de la capital cubana, frente a los verdes jardines del Parque Central y el gran teatro Alicia Alonso, sede del Ballet Nacional de Cuba.
El edificio de estilo europeo abrió sus puertas por primera vez en 1917, antes de ser renovado por completo. Para poder entregar el proyecto a tiempo, el gobierno cubano se vio obligado a aceptar que los constructores trajeran cientos de trabajadores calificados de la India, una medida poco común en un país que generalmente solo requiere trabajadores cubanos mal pagados y desmotivados.
Ahora el hotel, propiedad conjunta de Kempinski y el operador turístico cubano Gaviota, controlado por los militares, cobra entre 440 y 2.485 dólares la noche. “Apreciamos las joyas ocultas y esto coincide con nuestra filosofía”, dijo el director de Kempinski, Xavier Destribats, a la televisión estatal cubana.
Los huéspedes de cada una de las 246 habitaciones del hotel, 50 de las cuales son suites, pueden elegir entre cuatro bares y dos restaurantes y nadar en la piscina infinita de la azotea. En la planta baja del hotel, un centro comercial lleno de boutiques de lujo como Versace, Lacoste y Montblanc despertó la curiosidad en un país donde el lujo estuvo prohibido hace mucho tiempo bajo el gobierno de mano de hierro del líder revolucionario Fidel Castro. “El hotel es realmente hermoso, pero aquí todo es terriblemente caro. No es para los cubanos”, dijo Lidia Martínez, ama de casa de 29 años. Leonardo Padilla, un vendedor, admitió que tuvo dificultades para vender relojes que oscilaban entre 1.775 y 4.500 dólares en un país donde el salario promedio no supera los 30 dólares.